martes, 10 de noviembre de 2015

Estela - final





Al terminar, luego de pagarle al encargado y estacionar la motocicleta en un sitio un poco fuera de la vista de la carretera, se dirigió hacia ella para despedirse. Luego de un cordial apretón de manos, se puso el casco y le dió la espalda. Ella metió las manos en el bolsillo de su chaqueta, encontrando el dispositivo de comunicación. Mientras él montaba, ella lo encendió y rápidamente le dijo...”Hey. Olvidas algo. Y me vas a dejar aquí sola con estos desconocidos?”. Lo escuchó reirse suavemente y le dijo. “OK. Entonces vamos a dar un paseo”. Ella, colocándose el casco, montó nuevamente en la motocicleta, y se dirigieron hacia las alturas de la cadena montañosa que rodeaba el pequeño valle en el que estaban. Una carretera sinuosa, perfecta para una motocicleta mediana los recibió con los brazos abiertos. El deleite que experimentaba su conductor lo hizo olvidarse durante unos breves minutos el enorme problema en el que estaba metido y que lo tenía huyendo ya desde hacía semanas, siempre varios pasos por delante de sus perseguidores.Sin mayores inconvenientes, atacó una curva tras otra, mientras la motocicleta respondía con una deliciosa ligereza, los tres fundiéndose en un conjunto perfecto pues Estela no era simplemente peso muerto: sabía instintivamente cómo acomodarse de forma de no generar inercias poco gratas, y siendo bastante delgada, pues nuestro héroe no se arrepintió de haberla rescatado.

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