sábado, 7 de noviembre de 2015

Capítulo 2 Estela - segunda mitad





El le explicó todo el asunto, y ella comenzó a reanudar su llanto, ahora un poco más calmada. Él, incómodo, trató de tranquilizarla. Le dijo que podría llevarla a un lugar donde pudiera hacer que remolcaran su auto. Ella indecisa al principio, ante la perspectiva de quedarse sola en un lugar desierto decidió correr el riesgo. Mientras fingía revisar su bolso para revisar que todo estuviera dentro, con los anteojos de sol puestos lo examinó de reojo. No era particularmente atractivo, pero tenía algo que le había llamado la atención desde el primer momento aunque no sabía qué era. El le tendió un pequeño dispositivo de comunicación, ajustable con una banda elástica a su cabeza. Luego de probar que podían hablar tranquilamente, montó detrás de él en la motocicleta, y salieron. Luego de casi una hora de camino, llegaron a una pequeña gasolinera. El dueño, un amable señor delgado y de baja estatura, al atenderles, les dijo que el encargado de la grúa tardaría un par de horas, y que podían esperar en su oficina. El decidió salir, ya que deseaba continuar su camino. Era lógico, considerando que le perseguían unos matones. Ella le acompañó, un poco inquieta ante la idea de quedarse sola. No sabía porqué su presencia le hacía sentirse tan segura y tan protegida. No era excesivamente alto. Pero su modo de caminar, su modo de hablar, sus maneras pausadas y tranquilas, su forma de ver directamente al rostro de las personas a que se dirigía y la solidez de su mirada eran avasalladoras. Lo observó calladamente mientras llenaba el tanque de su motocicleta.

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