jueves, 28 de enero de 2016

Cap. IV - El despertar - continuación





O u protozoario que no podemos ni ver a menos que lo busquemos con empeño, y del sabemos que existe porque alguna vez nos lo dijeron en alguna clase. ¿Qué consideración con la especie humana podría tener una entidad muchísimo más antigua que la misma humanidad?. Esa humanidad que en su descomunal apetito por energía había perforado, fragmentado, y dinamitado tanto la superficie como el subsuelo, sin medir consecuencias la mayoría de las veces. La entidad que se despertó a consecuencia de un desafortunado incidente, había visto el final de los dinosaurios. Ya tenía conciencia de su existir. Estaba fresco en su titánica e incorpórea memoria. Incluso había tomado posesión innumerables veces de los carnívoros más agresivos. Cuando aprendió la forma de incorporarse a los cuerpos, puesto que sus primeros intentos fueron con animales muy pequeños, el desacoplamiento con el cuerpo físico, producto de la falta de costumbre, la inexperiencia, había hecho que el dominio de esos pequeños cuerpos fuera sumamente difícil...con lo que fue una presa muy fácil para los depredadores.

lunes, 25 de enero de 2016

Cap. IV. El Despertar. Inicio





Lo cierto es que hay fuerzas de la naturaleza que parecen tener una cierta afinidad con una categoría especial de seres humanos. Fuerzas muy, pero muy antiguas. Seres vivos, pero vivos de una forma que nos es difícil comprender aún; un tipo de existencia, de “vida” que no obedecen a las leyes de las mismas dimensiones “descubiertas” por nuestra especie. Tal vez provenientes de las profundidades del cosmos, atraídas por la gravedad de los planetas de los sistemas solares. Entidades conscientes de sí mísmas, capaces de concentrar sus fuerzas, de dirigir su energía para poder influir en la desfachatada y a veces alocada conducta de los seres humanos. Al menos de los humanos más fácilmente manejables. Y no todas esas entidades son benevolentes, ni bonachonas. En lo absoluto. No les importan en lo más mínimo los seres humanos más que a muchos de nosotros una simple hormiga.

Cap. III - Violeta - Final





También era soltera: primero quería viajar y recorrer el mundo antes de echar raíces, y definitivamente no quería hacerlo en el pueblo. La mayor parte de la población eran parejas casadas ya cercanas a la edad de retiro, y los incentivos para formar familia en una ciudad tan pequeña no eran muchos. Tampoco era partidaria de vivir en una ciudad tan grande como Tokyo, Buenos Aires o Nueva York, pero demasiada tranquilidad la ponía de un humor algo pesimista. Por lo que sus posesiones no eran muchas: una pequeña motoneta con la que se desplazaba por todo el pueblo, para deleite de los pequeñuelos de su salón de clases que la saludaban al verla ir en ella a la tienda de comestibles o a alguna otra diligencia habitual.

jueves, 21 de enero de 2016

Cap. III - Violeta





Violeta encajaría en el perfil normal de cualquier chica moderna del mundo. Coqueta sin excesos, había sido buena deportista, antes de elegir ser maestra de escuela primaria. No era religiosa, todo lo contrario, se tomaba las cosas del espíritu con bastante sentido común y ligereza. Vivía en la misma manzana de la iglesia del pequeño pueblo, cosa que pondría su vida en un riesgo del que escaparía apenas por un pelo. Delgada, cabello negro y corto al estilo moderno, decisión producto de los meses de calor que después agradecería eternamente: fue lo que le salvaría la vida un poco más adelante. Eso, y sus bien entrenadas, largas y blancas piernas. Conocía a Teo pues vivían relativamente cerca, mas nunca habían ido más allá de cruzar unas cuantas palabras.

miércoles, 20 de enero de 2016

Culminación Cap. II - Teo





Luego comenzó a hacer calistenia en su patio trasero, y en poco tiempo había aumentado mucho su resistencia. También le servía de distracción, y para pasar por las casas de algunas chicas que conocía y le llamaban la atención. Una vez alcanzado cierto nivel de seguridad se sintió ya mucho más relajado y comenzó a leer acerca de extraños virus y enfermedades que estaban apareciendo. Esto abrió su mente a posibilidades que nunca se había planteado, de que la seguridad y confort a la que nuestra civilización y sociedad estaba acostumbrada podía no ser permanente. Éste era el Teo que tendría que enfrentarse a pruebas que nadie hubiera pensado. Y enfrentarlas solo, sin importar si estaba preparado o no.