jueves, 28 de enero de 2016

Cap. IV - El despertar - continuación





O u protozoario que no podemos ni ver a menos que lo busquemos con empeño, y del sabemos que existe porque alguna vez nos lo dijeron en alguna clase. ¿Qué consideración con la especie humana podría tener una entidad muchísimo más antigua que la misma humanidad?. Esa humanidad que en su descomunal apetito por energía había perforado, fragmentado, y dinamitado tanto la superficie como el subsuelo, sin medir consecuencias la mayoría de las veces. La entidad que se despertó a consecuencia de un desafortunado incidente, había visto el final de los dinosaurios. Ya tenía conciencia de su existir. Estaba fresco en su titánica e incorpórea memoria. Incluso había tomado posesión innumerables veces de los carnívoros más agresivos. Cuando aprendió la forma de incorporarse a los cuerpos, puesto que sus primeros intentos fueron con animales muy pequeños, el desacoplamiento con el cuerpo físico, producto de la falta de costumbre, la inexperiencia, había hecho que el dominio de esos pequeños cuerpos fuera sumamente difícil...con lo que fue una presa muy fácil para los depredadores.

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