domingo, 24 de julio de 2016

Continuación - Cap. IV - El Despertar





Y una vez que la entidad despertó, comenzó nuevamente su periplo por todo el planeta, observando con interés todos los cambios que habían transcurrido desde que observó al cometa extinguir la vida cuando apenas comenzaba a aprender a manejarla. Sucesivamente observó la aparición de especies mucho más pequeñas, pero a la vez al estudiarlas de cerca pudo ver que eran mucho menos primitivas, con órganos sensoriales más elaborados, complejos, sistemas nerviosos que bajo su mirada de ser no físico brillaban con los impulsos eléctricos bajo la piel mucho menos gruesa que los revestía. Parecían bajo su mirada pequeños globos con microdestellos como lucecitas de árbol de navidad. Aunque no fuera un espectáculo que le interesara particularmente. Ese tipo de conciencia a pesar de toda su capacidad, posibilidades y habilidades, no apreciaría belleza, ni conceptos complejos como la bondad, ni otros parecidos. Era un depredador nato, siempre en la búsqueda de satisfacer instintos primitivos. Carecía de la capacidad de raciocinio. Al menos como nosotros lo comprendemos. Y ahora, pequeñas partes de él, pero con conciencia propia habían sobrevivido al cataclismo que había acabado con los grandes saurios.

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