domingo, 27 de diciembre de 2015

Entrega doble - Teo - Cap. 2.





El sótano que anteriormente había sido un vulgar depósito de cachivaches, como el de la mayoría de las personas, fue prolijamente aseado, pintado, provisto de estanterías, mesas, varios sofás camas de segunda mano, diversos tipos de lámparas también adquiridas en ventas de garage, y una buena variedad de alimentos de larga duración, en diversas presentaciones. Un pequeño kitchenette en un área acondicionada para ello con un comedor para seis, y un gran tanque de agua, un sanitario adicional, una gran puerta de acero, de alta seguridad cerraba el único acceso, y unas sólidas pero sencillas contraventanas de acero hechas por él mismo (ya que era fácil y le divertía usar la máquina de soldar) para todas las pequeñas ventanas completaban el conjunto. Era su pequeño secreto, y temía ser blanco de las bromas si alguien alguna vez se enteraba de que para entrar a su sótano haría falta un equipo de corte de acero con llama de acetileno y bastante voluntad. Por lo que apenas sus amistades más cercanas conocían la sala de su vivienda y su cocina. También se había interesado por la comunicación por radio, y le distraía escuchar una que otra vez transmisiones de radio de onda corta de otros países. Así que instaló un buen equipo de segunda mano para sus transmisiones, consiguió su licencia de radio-operador y pasaba agradables veladas contactando gente de otras latitudes, al estilo de la era pre-internet. Cuando se dio cuenta de que necesitaría energía eléctrica en caso de un desastre que afectara las líneas de distribución, consiguió un gran, ruidoso y viejo generador que instaló en un conveniente refugio bajo tierra, adecuadamente ventilado, y llevando su nivel de decibelios parecido al de un tren de carga, a un imperceptible ronroneo de origen inidentificable.

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