sábado, 5 de diciembre de 2015

Posesión - 4ta entrada. Cap. 1





Nadie sabría la importancia que tendría para ese pequeño pueblo ese taller, en apariencia inofensivo. La vorágine de impredecibles eventos que se desataría pronto, sería mantenida como un secreto de estado de tal magnitud que pocos tendrían el estómago para revelar. Una de esas historias que las autoridades deseaban barrer bajo la alfombra, mirando alrededor, y colocar un pesado piano de cola encima de ella. Explicaciones racionales, nunca las hubo. Los miembros de los cuerpos de seguridad que llegaron luego de las escasas llamadas de auxilio, parecían haber hecho un juramento no admitido en público de jamás nombrar con detalles lo sucedido. Esto se sabría por revelaciones hechas muchos años después, en el lecho de muerte de familiares, amigos cercanos y gente muy allegada, quienes horrorizados por las descripciones de lo que escucharon, lo harían público para descargar un poco de ese peso en sus almas, con la esperanza de que alguien en el futuro pudiera investigar lo ocurrido, a fin de evitar la recurrencia de esa terrible situación. A pesar de su aparente falta de interés por muchos asuntos interesantes de los que se ocupaba el resto de los humanos en la época en que vivía, Leonardo de vez en cuando pensaba en serio en que debería tener algún pasatiempo. Llegaba el momento en que beber cerveza frente al TV lo aburría. Hablar de los mismos temas con los amigos en el bar ya hacía rato que había dejado de ser divertido. Jugar con los niños estaba bien, pero francamente, al poco rato se olvidaban de que su padre estaba ahí, y más de una vez se habían olvidado de buscarlo mientras jugaban al escondite. Luego de haber sido “descubierto” por su consorte (quien ni siquiera estaba jugando) un par de veces en un armario de ropa limpia y otra en el sótano, había preferido jugar a otra cosa con los niños. Pero sentía un poco de aburrimiento, y quería hacer algo diferente. Un día mientras hacía una parrillada, y tomaba una cerveza a la sombra de un árbol de su pequeño jardín, comenzó con una navaja a darle forma a un pequeño trozo de madera que había conseguido en el piso.

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