lunes, 6 de febrero de 2017

El sueño de Leonardo IV





Aquí otra entrega doble, estuve un tiempo alejado pero ya he regresado más fuerte!!. gracias por sus donativos! La sombra gris negruzca, confundida con la noche, se acercó a la vivienda de Leonardo. Tardó unos minutos, ya que tenía por costumbre extenderse hasta formar una especie de fina capa de muchos kilómetros cuadrados de extensión. Así podía captar mejor el terreno en donde se encontraba, y lo que pasaba en él. Concentrando su esencia, comenzó a buscar esa pequeña e insignificante presencia de los pequeños seres que había visto aparecer no hacía mucho, según su atemporal y peculiar percepción. Al parecer eran hábiles construyendo, y eso le llamaba la atención a Lan´an´ki, que era el nombre, o mejor dicho, combinación de sonidos, que la entidad había escogido. Había notado que algunos de ellos eran más violentos que otros, y que tenían una particular disposición para destruir cosas. Y mejor todavía: construían cosas que destruían otras. También les encantaba devorar a otros animales menos evolucionados, y había visto suficientes actos de crueldad entre ellos mismos como para no tener el más mínimo respeto hacia esa especie. A pesar de su indefinible edad, había visto algunos ejemplos de compasión, incluso de bondad, y percibido el respeto entre quienes habían presenciado esos actos, pero habían sido en realidad pocos, comparados con las barbaridades que sabía que podían cometer unos contra otros. Por eso, no le importaban. Al carecer de algo remotamente parecido a los sentimientos humanos, o una forma de responder al raciocinio al menos similar en algunos rasgos a lo que llamamos humanidad, la desventaja era más que evidente. Lo que experimentaba Leonardo, aunque nunca lo supo hasta que culminó todo el proceso que se podría llamar una variante espiritual de la digestión de su energía vital, la lenta absorción de su ser consciente, ese cúmulo de experiencias sensoriales que conformaba todo lo que era, por parte de ese inmortal cuerpo de energía consciente que había elegido este planeta como suyo.

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